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CICLOTIMIA

Te miro desde lejos, colocando mi iris en la esquina de mi ojo para no temblar, para evitar el revoloteo de traviesas abejas que surcan mi vientre. No sé hablarte de frente. No aún no. Me da demasiado miedo la paralela de tus abrazos, me estremece aún tu sonrisa de hierro. El alambre que cubren tus dientes llaman a gritos a mi lengua. Y a veces, cuando comprimo la cobardía a un simple microbio miro los pequeños charcos pardos que cubren todo el contorno de tu efigie. Quiero sumergir mis falanges hasta quedarlos secos, porque quiero que tan sólo sean míos. De mi propiedad. Única y exclusivamente mía.

1 comentario

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Miedo? No te creo o no te quiero creer... te intuyo muy segura en las tres últimas frases, y lo prefiero así ;-)