Blues azul
Llegar al balcón de Julieta tan sólo con tu cordón umbilical es imposible, aunque esa palabra no exista en el diccionario de los sabios. Quizás, es que mi verbo es necio, y copuló con el fracaso. Quizás es que tengo miedo de romper los límites de esa línea del paralelogramo que tienen tus mejillas, y prefiero escuchar el blues del mar sin cuervos, aunque signifique moldear epitafios con letras de musgo. Sí, soy un átomo hosco, solitario y con esquinas que le impiden rodar con fluidez por las calles de Lepizeig. Una partícula con rizos de miedo, que rasca las cuerdas de la guitarra, esperando sacar la fórmula del número Pi. Del infinito. De la libertad. Y espera a que le enseñes a comprender el mundo con el lenguaje binario. Dos números. Tú, y yo. Ahora sólo soy piel, huesos, silencio y ojos. Mi pasado. Mi ayer, fueron toboganes de carcajadas, carruseles de lágrimas, y unicornios lilas que bailaban en dedos de un gnomo de barro. Con los años aprendí que la mejor argamasa para contagiar el sarpullido de la primavera en los brindis de frac es una caverna de té verde. Después, en las sortijas de los árboles encontré tiritas de tisana para tapar los pozos negros, y también halle pepitas de éxito en las catedrales con versos carmesíes, aunque sus gárgolas hubieran escupidos espíritus infames. El presente esta compuesto por un hoy, y una conferencia de sueños. Ellos no entienden de indiferencia, pereza o ambición. Su materia prima es la perseverancia, pues es el mejor antídoto para evitar a su enemigo: el sr. Fracaso.
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Nakazanius -
omar p -
Hester Prynne -
Veritas -
Muxus!
arispiq -