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CICLOTIMIA

La oveja negra...

La oveja negra me silbó el sigiloso poema del destino, y lo guardé en el bolsillo. El resto de la manada no la entiende. Creen que no siente, que no se conmueve, que su único enamorado es el ego, pero yo sé que es mentira, que se trata de un embuste para que muera en soledad, porque no soportan que la excéntrica supure alegría. Y el rebaño la ofrece una mirada distante, y la condena a los suburbios, porque no come hierba, porque no mastica el forraje del pastor, porque creen que está pecando cada vez que abre la boca para arrancar un trozo de carne. Ella es diferente, la única que pelea con el coyote. Y sé que somos iguales, y que ambas lo sabemos.

1 comentario

gi -

¿Nos sentiremos todos alguna vez ovejitas negras?